La carrera de Martín Palermo está repleta de momentos cinematográficos, y todos se produjeron dentro de la cancha. Convirtió goles imposibles, ganó partidos decisivos, se le cayó una tribuna en las piernas, pateó penales con los dos pies (¡al mismo tiempo!) y metió golazos desde la mitad de cancha, con el botín y ahora con la cabeza.
Cometió dos errores en su vida futbolística. Ser contemporáneo de Batistuta y Crespo fue el primero. Eso le impidió tener más brillo en la selección argentina. El segundo fue patear ese tercer penal en la Copa América. Errar dos penales es mala suerte, pero al tercero sólo lo pateaba un loco.
No hay récord Guinness sobre la distancia en goles de cabeza porque a nadie se le había ocurrido competir en semejante absurdo. Hasta que un loco cabeceó a la portería desde la mitad de cancha. Otra vez, el mismo Palermo
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